El Gobierno dominicano expresó este domingo su preocupación ante la situación de seguridad en Europa oriental, e instó a Estados Unidos y Rusia a evitar confrontaciones militares contra Ucrania.
“El Gobierno dominicano hace un llamado a nuestros aliados y amigos de Europa y las Américas, sobre todo a Estados Unidos y Rusia, a bajar la tensión, a replegar de inmediato los activos militares en la zona en cuestión (Europa Oriental) y a buscar una salida pacífica a esta crisis, que respete la integridad territorial y la seguridad de todos los países, en especial de Ucrania”, indica, a través de un comunicado, el ministerio de Relaciones Exteriores.
El ministerio de Relaciones Exteriores recordó que hace 77 años que las naciones crearon la Organización de las Naciones Unidas, con la finalidad de evitar un nuevo conflicto mundial y que por tal razón, es el espacio a las soluciones a los conflictos actuales.
Además, el país resaltó que mantiene importantes lazos de amistad con varios de los países envueltos en este conflicto.
Entre las preocupaciones planteadas, República Dominicana destacó que, de realizar enfrentamientos, el riesgo se extendería a las Américas, por la posibilidad del despliegue de armamento ofensivo y tropas en el continente.
“El Gobierno dominicano alberga la esperanza de que triunfe la racionalidad de forma tal que los líderes mundiales puedan redirigir sus energías a atender los retos más acuciantes que enfrenta hoy la humanidad y el planeta, mediante el diálogo y la negociación”, continuó el comunicado.
El país agregó que los líderes mundiales deberían enfocarse en la recuperación post-pandemia y no en un conflicto que crearía obstáculos en la producción de bienes y al intercambio comercial, profundizando las precariedades de la economía y la pobreza en decenas de países que dependen de las exportaciones de bienes y servicios, como el turismo.
“Es oportuno recordar el espíritu del Tratado de Tlatelolco de 1967 que llevó a proscribir el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en Latinoamérica y el Caribe como consecuencia de la tradición universalista y pacifista de nuestra región”, también señala.
Instó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a que juegue su rol como órgano principal para debatir y promover los temas relacionados con la paz y seguridad internacionales, en la búsqueda siempre de una solución pacífica a las diferencias entre los países.
Comunicado íntegro de la declaración del Gobierno dominicano sobre la tensión en Europa oriental
El Gobierno dominicano expresa su preocupación por la tensa situación de seguridad en Europa oriental. Esta crisis entraña un riesgo de escalada a un conflicto de grandes proporciones que podría tener consecuencias nefastas para la humanidad. Este riesgo se extiende a las Américas, por la posibilidad del despliegue de armamento ofensivo y tropas en nuestro continente.
República Dominicana mantiene importantes lazos de amistad con varios de los países envueltos en este incipiente conflicto. En consonancia con nuestra tradicional vocación de respeto al derecho internacional público y la búsqueda de soluciones pacíficas a las controversias, el Gobierno dominicano hace un llamado a nuestros aliados y amigos de Europa y las Américas, sobre todo a Estados Unidos y Rusia, a bajar la tensión, a replegar de inmediato los activos militares en la zona en cuestión y a buscar una salida pacífica a esta crisis, que respete la integridad territorial y la seguridad de todos los países, en especial de Ucrania.
Es importante recordar que el mundo atraviesa por una crisis sin precedentes. Más de dos años de pandemia han dejado millones de muertes y sufrimiento incalculable, trastocando las cadenas de suministro global, generando inflación, desabastecimiento y pobreza. Esta crisis se suma a la emergencia climática y la disrupción generada por la Cuarta Revolución Industrial, que desde años ya vienen impactando el orden internacional.
La humanidad enfrenta retos imponentes que demandan que los líderes mundiales estén a la altura del momento para generar grandes pactos. En particular, debemos sentar las bases para una recuperación post-pandemia que sea sostenible, justa, verde e inclusiva. Un conflicto de la magnitud que se proyecta agravaría los problemas actuales al crear obstáculos a la producción de bienes y al intercambio comercial, profundizando las precariedades de la economía y la pobreza en decenas de países que dependen de las exportaciones de bienes y servicios, como el turismo.
No es el momento para un pensamiento cortoplacista y bélico. Los pueblos del mundo están hastiados de los conflictos y los desacuerdos. En muchos países la esperanza en un futuro mejor se desvanece frente a la aparente incapacidad del liderazgo para forjar un nuevo imaginario político basado en la paz y el bienestar.
Es oportuno recordar el espíritu del Tratado de Tlatelolco de 1967 que llevó a proscribir el desarrollo, adquisición, ensayo y emplazamiento de armas nucleares en Latinoamérica y el Caribe como consecuencia de la tradición universalista y pacifista de nuestra región. Las normas de ese tratado, ratificado por todas las naciones latinoamericanas y caribeñas, conlleva el deber de los Estados de la región a proscribir la guerra nuclear y a “empeñarse en la lucha por el bienestar y progreso de sus pueblos”, así como a “la consolidación de una paz permanente fundada en la igualdad de derechos, la equidad económica y la justicia social para todos”.
Hace 77 años que las naciones crearon la Organización de las Naciones Unidas, precisamente para evitar un nuevo conflicto mundial. Es responsabilidad de las partes buscar en ese espacio las soluciones a los conflictos actuales.
Instamos al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a que juegue su rol como órgano principal para debatir y promover los temas relacionados con la paz y seguridad internacionales, en la búsqueda siempre de una solución pacífica a las diferencias entre los países.
El Gobierno dominicano alberga la esperanza de que triunfe la racionalidad de forma tal que los líderes mundiales puedan redirigir sus energías a atender los retos más acuciantes que enfrenta hoy la humanidad y el planeta, mediante el diálogo y la negociación.